LA FLOR MARCHITA

Hay una flor en un jardín que está perdiendo los pétalos, se le han ido cayendo poco a poco, sufrió las inclemencias del tiempo y ahora llora por todo lo que le aconteció en el pasado, se ha cerrado a la vida y mira el mundo desde el resentimiento y el rencor.

 Yo quisiera acercarme y susurrarla;

que todo fue para el bien de su alma, lo que le sucedió, aunque ahora ella no lo pueda entender. 

Soy su mamá, y ella no acepto que las cosas sucedieran como acontecieron, se quedo sin el alimento que haría que volviese abrirse a la vida, para poder volver a florecer.

Todavía puede recuperar aquello, que con tanto anhelo desea su corazón, sólo tiene que confiar en quien todo lo vuelve hacer de nuevo;

el Señor Dios del Universo del cielo y la tierra.

El hará que en su rostro resplandezca el sol naciente, que está dentro de su alma, para que pueda irradiar la mejor de las sonrisas.

Hijita mía, la verdadera paz, se encuentra en seguir las huellas que Dios nos ilumina, porque si nos desviamos del camino, nos perderemos el banquete que Dios tiene preparado, para los que han elegido seguir la verdadera luz, aquella que está en el interior del alma.

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