SI NO TENGO AMOR NADA SOY.



...Decimos que amamos a Dios pero no somos coherentes en nuestras actuaciones con los demás.

La medida del amor a Dios es la entrega que hago en lo pequeño cotidiano de cada día.

En la manera que me dirijo a los demás, sin ser altanero exponiendo mi criterio con sobriedad y templanza, sin buscar tener la razón cuando expongo mi opinión, solo con el objetivo de  dar luz a las personas con las que me relaciono.

La trampa del yo, nos hace ser soberbios y no tener en cuenta la opinión ajena, porque hago alarde de mis títulos con el único objetivo de ganar la batalla.

A Dios no se le conoce por la razón sino por el corazón, cuanto más purificado esté más sentiremos que el verdadero amor habita en nuestros corazones.

"Los de corazón puro verán a Dios," es como reflejarse en un lago y poder contemplar la imagen que nos dará el verdadero sentido a nuestras vidas.




 

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