DOBLE TRAICION

Se oyen unos pasos por el pasillo, anhelaria de todo corazón que fueran de mi mamá.

Ella partió hace mucho tiempo y ya no está a mi lado.

Cuánto la echo en falta, sus caricias en el pelo, sus abrazos tan llenos de paz y ternura, que me transmitían su profundo amor por mi, sobre todo en aquellos momentos que me encontraba tan solo/a, me hacían volver a tener serenidad y alegría en mi corazon. 

Su amor era auténtico, entregó su tiempo y su vida porque me amaba, para que pudiera crecer y me desarrollara sin complicaciones, todos sus esfuerzos fueron para mí, era mi apoyo en los momentos de adversidad, un amor incondicional.

Gracias mamá, por todos los años que estuvistes a mi lado y que nunca te reconocí, tú gran entrega hacia a mi.

Un hijo/a toda su vida tendría que dar gracias a Dios por el inmenso regalo que es una madre, ellas son las flores que adornan la corona de la virgen.

Las reinas de nuestros corazones, nadie se preocupa tanto como una madre por su hijo, aunque no sea correspondido el amor.

Las madres sufren el rechazo de sus hijos sin tomárselo en cuenta.

El hijo/a que no corresponde a el amor de su madre, es como un barco sin rumbo que está a la deriva.

Las madres que han sido víctimas doblemente, del abandono del cónyuge y de los hijos, sufren en su ser el más terrible de los daños. Si este sufrimiento no es ofrecido, puede producir un grave daño en la salud psíquica y física de la madre, que ante tan terrible agonía enferma gravemente.

Una madre sin sus hijos, es como una persona sin corazón, esta viva aparentemente, porque tiene que sobrellevar el dolor, pero tiene desgarrado el alma, que sólo atraves de la Gracia de Dios;

es posible aceptar, que la vida sin los hijos debe continuar, aunque eso le suponga a la madre lágrimas de sangre. 

La madre de todos los hijos es la Virgen ella os dice a el corazón:

¿ no estoy yo aquí que soy tu madre? ¿ no estás bajo mi sombra y resguardo? no te preocupe ni te angustie cosa alguna.

Nos pide que recemos por los hijos y los dejemos en manos de Dios y Él actuará concediendonos lo que le hemos suplicado con todo el corazón. 

Tu madre te dejó sin poder disfrutar de sus caricias, porque no te dio la oportunidad de vivir, ahora ella sufre en su interior este dolor. Tu no se lo tomaste en cuenta, porque la amas y solo quieres ver la sonrisa en su rostro.




















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