EN LA CUSPIDE
Camine y camine sin encontrar respuesta al problema que estaba sufriendo.
Las circunstancias no se tornaban buenas hacia mí; pense:
no hay solución, El Señor se olvidó de mi, me deje llevar por el criterio humano que tiende a no tener paciencia y a desanimarse.
Contemplando el mar pude observar, que habia unas letras escritas en el suelo que decían:
"TE AMO"
Siempre he permanecido junto a ti, tus lagrimas las ido limpiando de tus mejillas, ninguna de ellas me ha sido indiferente.
Estuve esperando que pararas de llorar, para que pudieras vislumbrar el inmenso regalo que tengo para ti.
La vida nos presenta pruebas, que nos purifican en un amor mas entregado hacia los demás, pero no debemos pensar que Dios nos a dejado de lado, porque justamente en esos momentos, es cuando mas presente se hace, lo que ocurre es que debido al ruido que tenemos en nuestro interior, no lo podemos escuchar.
Somos instrumentos de Dios llamados a servirle en los hermanos que están sufriendo por circunstancias que no pueden controlar.
"La veronica", limpia el rostro de Jesús, con su amor le da el alimento del consuelo, no puede quitarle la cruz, pero si le acompaña en el sufrimiento.
Así es con cada uno de nosotros Jesús, el nos deja que sigamos nuestro camino, aunque conoce que nos va traer padecimientos, pero nos da la libertad de actuar, para luego cuando se rompen los platos, recoger junto a nosotros los pedacitos que se rompieron.
Nunca nos abandona y siempre nos alienta a seguir caminando, para encontrar nuestro verdadero designio, aquel que llevamos escrito en nuestros corazones.
Nuestras rebeldias nos hunden y nos hacen pensar que un Dios que es misericordioso, no puede permitir todo el mal que nos está aconteciendo.
Para Dios todos sus hijos son iguales;
¿y que madre no se compadece de su hijo si aquel comete un improperio?
Hace como el padre misericordioso con el hijo pródigo, no le juzga, solo le abraza y es en ese momento al sentirse amado, cuando el hijo se convierte de corazón.
Que importante es no mirar el mal que me hicieron, sino el bien que dejamos de hacer.
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