EL MAL DE LAS FAMILIAS QUE SUFREN POR LAS DIFICULTADES EN LA CONVIVENCIA
Poner en el centro a Dios es lo que hará que el bien venza al mal.
Me puedo empeñar en ser el mejor atleta del mundo, pero sino me entreno todos los días, no conseguiré el objetivo marcado.
La vida es una carrera en la que para vivirla en plenitud, hay que esforzarse cada día en sacar el máximo provecho de uno mismo.
La primera meta a cumplir, es el amor en lo pequeño cotidiano que nos acontece.
Yo puedo realizar muchas cosas, pero si las hago sin poner amor en lo que realizo, no habre cumplido el objetivo marcado.
Un bizcocho puede ser echo de muchas maneras, pero el que realmente sentimos que esta bueno, es el que está preparado con el mayor amor al realizarlo.
Por eso es tan importante, que cada uno en las ocupaciones del día a día, ponga el mayor esfuerzo en cumplir el mandamiento del amor:
El amor es paciente, es servicial, disculpa todo, no es arrogante, es benigno, comprensivo, espera siempre, lo aguanta todo, lo soporta todo....es eterno.
¿Quien no quiere un amor así?
Hagamos una comunión de amor en las familias;
El esposo con su esposa, el padre con sus hijos, el amigo con su amiga, el novio con su novia....y estaremos creando la mayor fuente de amor, que hará que todos nos unamos en una alianza, que una nuestras almas y nuestro corazón en un mismo espíritu.
El amor de Jesús es una locura, el que le conoce ya no quiere otra cosa...
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