LA PRINCESA Y EL GUISANTE

.....Cuantas veces durante el día

hablamos sin ser conscientes, del dolor que producimos a los demás con nuestras alegaciones.

Yo no sé tu amigo/a, pero yo sin ser consciente del dolor que produzco a los demás, hablo desde mi forma de ver los errores que hay en mi prójimo, sin tener en cuenta mis propios errores, que hacen reaccionar a los demás de una manera desproporcionada, que a mí me sorprende, al no experimentar en mi propia persona ningún defecto;

el guisante que a la princesa le molestaba y no pudo dormir durante toda la noche.

Los errores de los demás los engrandecemos, y los criticamos en exceso, pero los que cometemos en nuestra propia persona, los disculpamos y no los tenemos en cuenta. Si hiciéramos con los demás, lo que hacemos con nuestra propia persona, estaríamos cumpliendo el mandamiento del amor:

"ama a tu prójimo como a ti mismo" y como consecuencia, el mandamiento por excelencia que nos dejó Jesus; 

"amaos unos a otros, como yo os he amado"

¿con qué medida nos ama Dios?

No tiene medida, su amor es ilimitado, infinito, incondicional. Él está con cada uno, cuando más lo necesitamos, no nos deja sólos y cuánto más problemas nos abruman, tiene su mano puesta, en nuestro amanecer de cada mañana.

Sólo hay que hacer una cosa, y es dejarse moldear, para que Él pueda hacer su mejor Obra.

Sí tú y yo nos unimos para hacernos uno, y queremos un proyecto en común, lo primero que debemos hacer, es mirarnos con amor;

 " que todo lo hace fácil, para emprender un vuelo, en el que el protagonista sea sentirnos amados, sin entorpecer el camino tan maravilloso, al que hemos sido llamados:

"la vocación matrimonial" y el guisante no lo percibiremos, porque pondremos perdón, donde hubo error.

...y la princesa encontró la forma de ver los acontecimientos que le sucedían, de una forma, que le ayudó a crecer en un amor más puro y fueron felices y comieron perdices y colorín colorado este cuento se ha terminado.

❤❤❤